domingo, 9 de mayo de 2021

LAS BUTACAS DE LA IZQUIERDA Y DE LA DERECHA

ROCE DE OPINIONES

Periodismo sin condiciones

Escribe Juan Manuel Morales Parra

LAS BUTACAS DE LA IZQUIERDA Y DE LA DERECHA

En medio del paro Nacional, donde las principales calles de nuestra geografía colombiana han sido el escenario para que millones de manifestantes hayan demostrado su descontento, su  inconformismo,  y su cansancio con un estado que ocupa unos deshonrosos primeros lugares de corrupción y desigualdad. Muchos de los participantes y observadores de esta situación que actualmente vive nuestro país, hablan de dos tendencias principales que rigen el mundo, la izquierda y la derecha; pero, de acuerdo con los  sondeos realizados dentro de las mismas marchas, la mayoría de ellos desconocen el origen de estas tendencias políticas.

Aprovechando la situación caótica que actualmente vive Colombia, la columna Roce de Opiniones de hoy, dedicará gran parte de sus renglones a recordar la historia del nacimiento de estos términos de la izquierda y la derecha en el mundo; eso sí, teniendo como soporte algunos documentos escritos por destacados historiadores.

Las narraciones encontradas en los grandes textos universales coinciden en que las costumbres de la izquierda y la derecha tuvieron su gesta en la Asamblea Constituyente de Francia, celebrada en el mes de diciembre de 1.792, donde se debatía el asunto de darle continuidad a la monarquía de Luis XVI o derrocarlo. Los escritores hacen referencia a la muerte en la guillotina del rey Luis XVI el 21 de enero de 1.793 en la plaza de la concordia de París. La Revolución Francesa inició en 1.789 y terminó en 1.799. De ese trémulo periodo surgió la declaración de los derechos del hombre y del ciudadano.

Retomando el origen de las tendencias de izquierda y de derecha, la historia relata que estas costumbres nacen de manera coyuntural en la sala de la Asamblea Constituyente, ya que a ese mismo recinto asistirían los representantes de diferentes inclinaciones políticas y de los trabajadores.

En el momento de llegar a la sala de la Asamblea, los comisionados del rey le solicitaron al presidente del organismo que les permitiera estar cercanos en un solo espacio, para poder llegar a un acuerdo en el momento de votar, petición que fue aceptada y les señaló el lado derecho del presidente del organismo, allí se sentaron los más conservadores, los seguidores de la aristocracia, con un sistema pegado a la iglesia; personas leales a la corona, quienes querían que el rey  Luis XVI conservara el poder, con unas Cortes que dependieran de su imagen. Eran partidarios que Francia tuviera una monarquía Constitucional.

De otra parte, las butacas ubicadas en el costado izquierdo del recinto, fueron ocupadas por los opositores. Eran los que pedían una transformación de fondo, se destacaban por ser los más progresistas, pedían un estado laico y que desapareciera la monarquía. De acuerdo con los documentos, se afirma que ese mismo día las votaciones favorecieron a los que estaban sentados a la izquierda. Con esos resultados, el sistema monárquico empezaba a fenecer en Francia.  De ahí en adelante los asambleístas que estaban de acuerdo con el sistema político se ubicaban en el lado derecho y los opositores en el izquierdo. Ahí  se origina esta práctica, los de la izquierda y los de derecha. Este hábito ningún personaje lo inventó, fue algo ocasional.

Aunque la costumbre nació en Francia, hay otra gran verdad, es que estas  dos tendencias se expandieron en el mundo occidental, y bajo el mismo esquema aparecieron los demócratas contra los republicanos,  o los liberales contra los conservadores.

Los simpatizantes de la derecha consideran que lo fundamental en una sociedad es: orden, seguridad, conservadurismo, creencias religiosas, tradiciones y absoluta libertad.

La izquierda tiene como principio trabajar por la igualdad legal, solidaridad, justicia social, y una economía planificada por el Estado y no por empresarios particulares.

El primer grupo político del mundo que se organizó con ideología de izquierda  fue el Partido Laborista de Inglaterra. En el año 1904 Winston Churchill, primer ministro de Inglaterra y premio Nobel de literatura, maestro de los mítines y gran orador  fue integrante del Partido Laborista. En el año 1924 ocupó un escaño en la Cámara de los comunes y como pertenecía al Partido Laborista, siempre ocupaba las butacas ubicadas en el lado izquierdo de la monarquía Inglesa.

Frases célebres de Winston Churchill: “No soy yo quien cambia de opinión, sino mi Partido, y como no estoy dispuesto a cambiar de opinión, prefiero cambiar de Partido”.

“La política es casi tan emocionante como la guerra y no menos peligrosa; en la guerra nos pueden matar una vez, en política muchas veces”.

“Un fanático es alguien que no puede cambiar sus opiniones y que no quiere cambiar de tema”.

“El problema de nuestra época consiste en que los hombres no quieren ser útiles sino importantes”.

En la próxima columna Roce de opiniones, las sonajas políticas.

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