ROCE
DE OPINIONES
Periodismo
sin condiciones
Escribe
Juan Manuel Morales Parra
ORIGEN
DE LA IZQUIERDA Y LA DERECHA
Muchos
de los participantes y observadores de esta situación que vive nuestro país,
hacen referencia al nacimiento de dos corrientes políticas en Colombia: los
partidarios de la derecha y los partidarios de la izquierda. Una historia de
polarización y confrontación pública.
Lamentablemente,
las principales plazas y calles de nuestra geografía colombiana, se han
convertido en el escenario para unos enfrentamientos, sin consideración alguna.
Con el agravante, que, la mayoría de los integrantes de estas colectividades,
desconocen el origen de estas dos tendencias políticas.
Por
todo lo anterior, y teniendo como soporte algunos documentos escritos por
destacados historiadores, la columna Roce de Opiniones, dedicará el día de hoy,
gran parte de sus renglones, a recordar la génesis de la izquierda y la derecha
en el mundo.
Las
narraciones encontradas en los grandes textos universales, coinciden en que,
las costumbres de la izquierda y la derecha, tuvieron su gesta en la Asamblea
Constituyente de Francia, celebrada en el mes de diciembre de 1.792, donde se
debatía el asunto de darle continuidad a la monarquía de Luis XVI, o
derrocarlo. Los escritores hacen mención a la muerte en la guillotina del rey
Luis XVI, el 21 de enero de 1.793, en la plaza de la concordia de París. La
Revolución Francesa inició en 1.789 y terminó en 1.799. De ese trémulo periodo,
surgió la declaración de los derechos del hombre y del ciudadano.
Retomando
el origen de las tendencias de izquierda y de derecha, la historia relata que,
estas costumbres nacen de manera coyuntural en la sala de la Asamblea
Constituyente, ya que, a ese mismo recinto, asistirían los representantes de
diferentes inclinaciones políticas y de los trabajadores.
En
el momento, de llegar a la sala de la Asamblea los comisionados del rey,
llamados los girondinos, le solicitaron al presidente del organismo, que les
permitiera estar cercanos, en un solo espacio para poder llegar a un acuerdo en
el momento de votar, petición que fue aceptada, y les señaló el lado derecho
del presidente del organismo. Allí, se sentaron los más conservadores, los
seguidores de la aristocracia, con un sistema pegado a la iglesia; personas
leales a la corona, quienes querían que el rey Luis XVI conservara el
poder, con unas cortes que dependieran de su imagen. Eran partidarios que
Francia tuviera una monarquía constitucional.
De
otra parte, las butacas ubicadas en el costado izquierdo del recinto, fueron
ocupadas por los opositores, llamados los jacobinos, eran los que pedían una
transformación de fondo; se destacaban por ser los más progresistas, pedían un
estado laico y que desapareciera la monarquía. De acuerdo con los documentos,
se afirma que, ese mismo día, las votaciones favorecieron a los que estaban
sentados a la izquierda. Con esos resultados, el sistema monárquico empezaba a
fenecer en Francia. De ahí en adelante, los asambleístas que estaban
de acuerdo con el sistema político, se ubicaban en el lado derecho y los
opositores en el izquierdo. Ahí, se origina esta práctica, los de la izquierda
y los de derecha. Este hábito ningún personaje lo inventó, fue algo ocasional.
Aunque,
la costumbre nació en Francia, hay otra gran verdad, es que estas dos
tendencias se expandieron en el mundo occidental, y bajo el mismo esquema,
aparecieron los demócratas contra los republicanos, o los liberales contra
los conservadores.
Los
simpatizantes de la derecha consideran que, lo fundamental en una sociedad es:
orden, seguridad, conservadurismo, creencias religiosas, tradiciones y absoluta
libertad.
La
izquierda tiene como principio, trabajar por la igualdad legal, solidaridad,
justicia social, y una economía planificada por el Estado y no por empresarios
particulares.
El
primer grupo político del mundo que se organizó con ideología de
izquierda, fue el Partido Laborista de Inglaterra. En el año 1904, Winston
Churchill, primer ministro de Inglaterra y premio Nobel de literatura en el año
1953, maestro de los mítines y gran orador, fue integrante del Partido
Laborista. En el año 1924, ocupó un escaño en la Cámara de los comunes y como
pertenecía al Partido Laborista, siempre ocupaba las butacas ubicadas en el
lado izquierdo de la monarquía inglesa.
Aquí,
unas de las frases célebres de Winston Churchill: “No soy yo quien cambia de
opinión, sino mi Partido, y como no estoy dispuesto a cambiar de opinión,
prefiero cambiar de Partido”.
“La
política es casi tan emocionante como la guerra y no menos peligrosa; en la
guerra nos pueden matar una vez, en política muchas veces”.
“Un
fanático, es alguien que no puede cambiar sus opiniones y que no quiere cambiar
de tema”.
“El
problema de nuestra época consiste en que, los hombres no quieren ser útiles,
sino importantes”.
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En la próxima columna Roce de opiniones, las sonajas políticas. ¡Espérenla!
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