domingo, 11 de febrero de 2024

POLITIQUERÍA, OTRA FORMA DE CORRUPCIÓN EN COLOMBIA

ROCE DE OPINIONES

Periodismo sin condiciones

Escribe Juan Manuel Morales Parra

POLITIQUERÍA, OTRA FORMA DE CORRUPCIÓN EN COLOMBIA


De acuerdo con la Organización Transparencia Internacional, el término corrupción significa con total exactitud: “abuso de poder público para obtener beneficio particular”.

La misma Organización considera que, existen otras formas de corruptela, una de ellas: la politiquería, favoritismo y nepotismo. Definidas como el abuso de poder para favorecer a amigos y a familiares, o sea, en muchos casos: negociaciones entre empresas del Estado colombiano y empresas privadas, logrando con ello que, los bienes públicos se conviertan de manera ilegal en enormes riquezas de particulares. Estos tipos de inmoralidad están relacionados con el intercambio de favores politiqueros; flagelo que perdura en Colombia. No ajeno a Caldas. 

Es factible que, en muchos sectores de nuestra sociedad, haya claridad sobre actuaciones corruptas, pero, en otros puede haber desconocimiento de esta desgracia que conlleva a la ambigüedad de la putrefacción permitida; es decir, mezclando intercambio de favores con corrupción. Por esa razón, gran parte de la población colombiana considera que, el pago de favores políticos no son actos de corrupción, y en el peor de los casos, miran de soslayo o se hacen los despistados para favorecer los intereses de dirigentes políticos a cambio de recompensas laborales o económicas.

Una de las causas para que Colombia ocupe los deshonrosos primeros lugares en corrupción a nivel mundial es que, el servidor público ha perdido su función genuina: prestar un verdadero servicio a la comunidad, con honestidad, transparencia e idoneidad. De la misma manera, se presentan casos de corruptela en empresas particulares, cuando comercializan con el Estado y afectan directamente a la población.

Infortunadamente, un porcentaje elevado de colombianos desconocen los tratados jurídicos relacionados con corrupción administrativa gubernamental, y es por ello que, la misma ciudadanía puede ver estas escenas de podredumbre, como arraigo cultural permisivo, fomentado actuaciones corruptas, sin sanciones disciplinarias, fiscales y penales. Los mismos profesionales del derecho pueden tener percepciones diferentes sobre la corrupción en nuestro País, y estas divergencias dificultan la batalla contra esa horrorosa plaga. Sin embargo, el artículo 250 adicionado a la Ley 1474 de 2011 artículo 16 del código penal colombiano define la corrupción privada en los siguientes términos: “El que directamente o por interpuesta persona prometa, ofrezca o conceda a directivos, administradores, empleados o asesores de una sociedad, asociación o fundación una dádiva.”

En Colombia, el pago por recibir un servicio o por agilizar trámites recibe el nombre de coima, mordida o soborno; pero, esos nombres son sustituidos por el de propina para anestesiar su significación negativa, pese a que, se sobreentienda que se trata del pago de un soborno. Dicho de otra manera: tanto las mordidas grandes, como las pequeñas, son corrupción.

Aquí anoto este interrogante: ¿Quién es más corrupto, aquel que paga por corromper, o aquel que se deja sobornar?

Otro tipo de fermentación en las entidades oficiales es el nepotismo: aquella que representa el abuso de poder de los funcionarios para favorecer a sus familiares. Cuando expresamente se favorece a los amigos y grupos o personas cercanas sin tener en cuenta los méritos, se llama amiguismo, violando así el derecho a la igualdad de oportunidades.

El poderío de la corrupción política, compromete a altos funcionarios del Gobierno Nacional, Departamental o Municipal, y se ajusta generalmente, a los grandes contratos de suministro o de obra pública, que implica sobornos muy robustos. Finalmente, aparece la perversión burocrática, que condiciona la estadía en un cargo, al activismo político a favor de un partido político o un candidato, denominada corrupción burocrática, porque beneficia a los funcionarios de mediano nivel de la administración pública, con actitud servil frente al que tiene el poder. 

Si continúa en Colombia el intercambio de favores politiqueros, y las alianzas engañosas entre las diferentes organizaciones políticas, muy trabajoso derrotar esta epidemia: corrupción.   

Lo notorio de esta situación es que, en nuestro país es borrosa la diferencia entre bienes públicos y bienes privados, y política y politiquería.

Se puede deducir que, lo que tenemos es un problema gravísimo, que no se resuelve con medidas administrativas o legales, sino con educación y cultura política.

Si alguno de ustedes considera que, del número de candidatos que fueron elegidos el 29 de octubre de 2.023 (Gobernación de Caldas, Alcaldía de Manizales u otros municipios, Asamblea, Concejos y Juntas Administradoras Locales J.A.L.) existen personas llenas de principios y valores, con excelsas calidades humanas, con sobresalientes conocimientos de la función pública y comprometidas con el cambio estructural de la politiquería tradicional, y si cumplen siquiera con uno de estos requisitos, apoyen su trabajo desde sus cargos y exíjanles crear estrategias efectivas para eliminar ese monstruo llamado corrupción, que tanto azote le ha dado a nuestro País.



SONAJAS POLÍTICAS

SIMÓN RAMÍREZ, MAL PERDEDOR


Luego de los resultados de las elecciones 2.023, para Gobernación, Alcaldía, Asamblea, Concejo y Juntas Administradoras Locales, aparecieron las demandas electorales. Pero, esta no es la primera vez que esta situación se presenta; ocurre cada cuatro años.

Uno de los interesados en demandar, es el ex - concejal del Partido Conservador Colombiano Simón Ramírez Alzate; reflejando con ello, el dolor que siente de haber perdido su curul por falta de votos. Además, demostrando falta de cortesía y gallardía con sus copartidarios concejales electos: Manuela Rodríguez Castaño, Luis Gonzalo Valencia González, José Humberto Duque Corrales y Jorge Eliécer Galeano Hernández.

El ex – concejal Ramírez Alzate, obtuvo en dichos comicios 1.498 votos, ocupando la octava casilla, y el 1 de febrero del presente año, ante el TRIBUNAL ADMINISTRATIVO DE CALDAS, instauró demanda contra dicha elección, mediante radicado Nº 17001-23-33-000-2024-00003-00, la cual fue admitida.

Con ese comportamiento, Simón Ramírez, posiblemente, busca generar incertidumbre entre los manizaleños, y da a entender que está muy lejos de conocer que, las elecciones se ganan con votos. De igual manera, con esa actitud, se parece a los equipos de fútbol, que, ante la incapacidad de obtener el triunfo en la cancha, pretende alcanzar la victoria en los estrados judiciales.

Muy grave que, esta postura intransigente de Ramírez Alzate, se esté convirtiendo en su forma de hacer política en nuestra ciudad. Esta situación, desdibuja el rol que debe desempeñar un verdadero competidor electoral; pero, algunos malos perdedores como Simón Ramírez Alzate, utilizan este mecanismo para presionar y tratar de impugnar la elección de cuatro concejales del Partido Conservador Colombiano.

El ex - cabildante Simón Ramírez, cuando estuvo presidiendo el Concejo de Manizales, centró su discurso oportunista y acomodado, en elogiar varias actuaciones desacertadas, del ex – alcalde Carlos Mario Marín Correa, en lugar de haber ejercido un estricto control político.

Simón, recuerde la frase de Carl Sandburg: "ser un buen perdedor, es aprender cómo ganar".


LAS PIRUETAS DE JUAN CARLOS PÉREZ


El ex – personero de Manizales y ex – contralor de Caldas Juan Carlos Pérez Vásquez se arrimó al Partido Gente En Movimiento.

Durante muchos años, Juan Carlos Pérez, militó en el Partido Conservador Colombiano al lado del ex –senador Omar Yepes Alzate, luego, ingresó a la tolda de Salvación Nacional, que le brindó el respaldo para llegar a la Personería y a la Contraloría Departamental, después, vuelve a la casa de Omar Yepes y le pide la bendición para que lo ubique en el Instituto Colombiano Agropecuario ICA, donde renunció hace dos años para aspirar nuevamente a la Contraloría, y ahora, aterriza en el Partido Gente En Movimiento para buscar respaldo y arribar nuevamente a la Personería de Manizales. Aclarando que, Pérez Vásquez, está concursando para ocupar este cargo, no obstante, y según fuentes de máxima credibilidad, en la lista de aspirantes, Juan Carlos Pérez, está ocupando el puesto Nº 11 con un ponderado de 67,90%, muy distante de los tres primeros. ¿Qué otra cosa estará buscando Juan Carlos Pérez con este nuevo acomodo? Otros dirían: “se voltea más que un desvelado”

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